Lo acontecido con los Hermanos Rosario en el Palacio de los Deportes es para celebrar. No sólo por sus 40 años en el merengue y lo bien producido del espectáculo, sino por el aliciente que este triunfo significa para un ritmo que en los últimos tiempos ha sido puesto en jaque por la música urbana, ignorado por programadores de emisoras, abandonado por muchos de sus propios protagonistas y muchas veces ajeno a las nuevas generaciones.
“La dinastía Rosario 40 años”, bajo la producción de Alberto Zayas y el impulso empresarial de César Suárez Jr., concitó un formidable apoyo del público que en medio de un día lluvioso llenó el sábado el centro deportivo para cantar y bailar el rosario de éxitos que estos ejemplares hermanos comenzaron a tejer desde aquel 1 de mayo de 1978.
“Los caras duras” lucían rostros felices. Rafa, Toño, Luis y Tony tenían sobradas razones.
Los muchachos de Higu¨ey crecieron en 40 años y una convocatoria así la merecían. Para eso trabajaron sin cesar hasta el presente siglo, cuando la música urbana llegó como un vendaval a dominar las audiencias. Y cuando más fuerte está el reguetón o el dembow, ellos, como soldados de Veldún, se atrincheran en el merengue con “Nuevecita de caja”, “Quiero que me des un like”, “Los hombres de da”, “Dale vieja dale” y una agenda llena de fiestas.
Era regocijante observar que fue público de todas las edades y disfrutaron hasta el final “Las locas”, “Borrón y cuenta nueva”, “El lápiz”, “La cleptómana”, “La dueña del swing”, “La luna coqueta”, “Pecadora”, así como un especial del “Kukito”, Toño, con “Beso a beso”, “Jenny”. “Alegría”…
Con ellos, una orquesta sólida de 15 músicos dirigidos por Antonio González.